El origen de las decisiones conductuales resulta de gran interés para muchos estudiosos del tema de Toma de decisiones, así como para psicólogos y profesionales afines con el tema

“La economía psicológica, conductual o del comportamiento, nace por la insatisfacción de algunos economistas con la forma con la que se estaban abordando, desde la economía, problemas referentes al comportamiento económico del hombre y con las explicaciones que la economía daba a estos comportamientos

Tanto la economía como la psicología “per se” presentan limitaciones para explicar en forma satisfactoria la conducta de los seres humanos, cuando estos toman decisiones de tipo económica; pero cuando ambas ciencias actúan en conjunto, se potencian y dan origen a una nueva área del conocimiento, la cual es conocida como “Finanzas Conductuales, Decisiones Conductuales o Finanzas del comportamiento”.

Desde el punto de vista de la economía clásica se podría garantizar que se cuenta con un arsenal de teorías orientadas a normar y explicar el comportamiento de los decisores, el problema se presenta en que esas teorías fueron creadas para decisores meramente racionales.

No es extraño que esto sea de ese modo, pues esta disciplina tiene su nacimiento en un período de la historia en que predominaba la filosofía hecha para el hombre racional, por tanto en su base hay mucho de normativo: los individuos deben actuar de tal o cual manera.

Para proponer una explicación a cómo toman decisiones los agentes económicos en condiciones de riesgo e incertidumbre, está tomando cada vez más fuerza en el mundo financiero una nueva disciplina híbrida llamada Finanzas Conductuales, que utilizando las vertientes de la economía y de la psicología, intenta explicar el comportamiento de los inversionistas, muchas veces contradictorio con lo que supone la racionalidad de la conducta económica.

Si bien, la ciencia económica está plagada de evidencia de que las teorías y modelos racionales funcionan, a pesar de ser idealizaciones del mundo real, hay otro grupo de científicos que han detectado anomalías y conductas que no pueden ser explicadas por este camino, y más bien detectan sesgos y heurísticas en las decisiones de agentes que se suponen racionales con apego a modelos. Uno de ellos fue Daniel Kahneman.

Las finanzas del comportamiento suponen que los mercados financieros aparentemente no son eficientes todo el tiempo y que estas ineficiencias pueden ser explicadas por la psicología y otras ciencias sociales.

La idea de la aplicación de las ciencias sociales a las finanzas fue legitimada cuando el psicólogo Daniel Kahneman ganó el premio Nobel de economía en el 2002. (junto a su compañero de investigaciones Amos Tversky fallecido en 1996).

Otro aporte asociado al origen de las Decisiones Conductuales lo realizan Thorsten Hens y Anna Meier, los cuales plantean que, nuestro cerebro no está diseñado para las decisiones financieras o para los complejos mercados financieros. Cuando el cerebro humano comenzó su desarrollo complejo, se crearon redes neuronales simples. A partir de ahí, nuestro cerebro continuó desarrollándose durante millones de años.

Nuestros antepasados pasaron la mayor parte de su tiempo luchando por sobrevivir: buscando comida, reproducirse y evitando a los enemigos naturales. No fue sino hasta el último milenio que también empezamos a usar y a desarrollar nuestro cerebro para decisiones financieras.

No es de sorprender, entonces, que los inversionistas (inversionistas profesionales y aficionados de la misma manera) se desvíen sistemáticamente de un comportamiento racional de toma de decisiones

Según estos autores, “particularmente en el mundo financiero, continuamente tomamos decisiones que los economistas consideran como irracionales”. Yo diría más que irracionales, serian decisiones no racionales; ya que obedecen a criterios de tipo no racional, lo cual no significa que carezcan de sentido.

Finalmente y como un tercer argumento asociado al tema del origen de las decisiones conductuales podría decir que, los primeros estudios de la psicología en esta área, argumentan que la idea de que los factores psicológicos pudieran ser relevantes a la hora de explicar el comportamiento del mercado, no es una prerrogativa exclusiva de las finanzas conductuales, ya que dicho planteamiento se remonta por lo menos a John Maynard Keynes (1883-1946) y a su insistencia en la existencia de “espíritus animales” y la importancia del rol de la confianza y la incertidumbre en la modelación de la economía.

Años más tarde, en la década de los setenta se realizaron algunos estudios de la psicología de los inversores. Durante 20 años la economía o las finanzas del comportamiento conformaron una línea académica marginal, mirada con desdén por los profesores de economía tradicionales. Pero a fines de los 90 el tema se puso de moda y se multiplicaron las investigaciones que se dedicaron a destrozar el supuesto de racionalidad de la economía neoclásica

 

Rafael Arellano